En un impresionante paisaje natural en el archipiélago de Nueva Escocia, Canadá, encontramos esta vivienda de líneas sencillas que permanece impasible mirando al Atlántico. La casa ha sido realizada para una familia que deseaba cambiar de aires para criar a sus hijos, una profesional de los bienes raíces y un empresario relacionado con el golf. La casa diseñada por el arquitecto Omar Gandhi está recubierta parcialmente en cedro para no competir con el paisaje y tratar de integrarse en él. El desnivel del terreno se ha aprovecha para crear la ilusión óptica de que la vivienda se desarrolla en una sola planta. La segunda planta se ha creado a partir de la pendiente del terreno. De este modo el volumen visto desde el la zona trasera es mucho más ligero visualmente.
La entrada se realiza a través de una sencilla puerta de cristal situada en el piso superior. La pared de la zona trasera dispone de grandes ventanales que enmarcan la vista del mar. En el segundo piso están las salas de estar para recibir invitados y la habitación de invitados. Sólo una chimenea y el cambio en la altura del suelo separa a los espacios para la vida de la sala comedor en la que se ha integrado a la cocina. El diseño interior es Jill Greaves.
La planta baja está dedicada a un espacio íntimo, como la sala de estar familiar y las habitaciones. El acceso se realiza a través de una imponente escalera de doble altura flanqueada por paredes de cristal que enmarcan el océano.
Algunas zonas de la casa recibieron colores vibrantes, que, vistos desde el exterior, contrastan con las placas discretas de cedro. La suite tiene acceso visual al puerto privado.