Pasarelas de madera elevadas se extienden a través de un paisaje junto al mar, atravesando las dunas características del paisaje de Long Island. Al caminar a través de estos senderos se puede disfrutar de una paisaje cambiante que se complementa con modestas construcciones que desafían a los elementos naturales extremos que se encuentran en la intersección de la tierra y el mar. Este diseño para una casa de vacaciones en Water Mill, Nueva York, utiliza una pasarela como la descrita como un dispositivo arquitectónico para tejer varias partes que componen un lugar histórico para la arquitectura norteamericana al que se le han añadido nuevos elementos constructivos y paisajísticos.
Ubicado junto a un pequeño brazo de mar, el lugar contenía dos edificios, un estudio y una pequeña casa, ambos diseñados en 1962 por el arquitecto estadounidense Andrew Geller. En cuanto al paisaje se combinan zonas de humedal con otras semidesérticas donde arboles como el tejo o plantas autóctonas como la Iris Siberica han creado un ecosistema de alto valor ecológico. La intervención dirigida por Bates Masi Architects ha consistido en la creación de una nueva vivienda principal. Los propietarios solicitaron un diseño que unificase todos los elementos dispares, naturales o no, que estaban presentes en el lugar. Para lograr esto, una pasarela de madera atraviesa la parcela con el objetivo de unificar las relaciones visuales y espaciales entre los elementos. El camino toma la forma de los paseos marítimos característicos de la arquitectura de Geller.
Las restricciones de servidumbre y de conservación del ecosistema natural se superponen para crear los parámetros de la ruta serpenteante. La ruta tiene su origen en la Casa Geller para posteriormente bordear la nueva piscina que se sitúa frente al estudio original de 1962. Al final de la parcela encontramos la nueva vivienda. Una cubierta en voladizo envuelve su extremo, justo en la terminación de la ruta, ofreciendo vistas del humedal y el arroyo. La superficie del camino se pliega hacia arriba para convertirse en el recinto de la casa principal, que funciona al mismo tiempo como suelo, pared y techo. Todas las superficies de este recinto se construyen con la misma madera que se ha empleado para realizar el sendero. Esta uniformidad refleja la influencia del trabajo de Geller. De esta forma, el material, las cualidades espaciales y físicas facilitan un diálogo arquitectónico entre las estructuras Geller y nueva casa que se entrelaza con el paisaje existente, recogiendo los elementos que una vez fueron individuales en un todo unificado.