Mas Fernández Arquitectos han creado esta vivienda pensada para que sus propietarios puedan entrar en contacto directo con la naturaleza. El edificio se sitúa en un acantilado en Punta del Gallo, Chile, desde el que se tiene unas espectaculares vistas sobre el Océano Pacífico. Su posición privilegiada sin embargo entrañaba un gran inconveniente, el fuerte viento y matorrales dañinos para cimientos tradicionales. La solución a estos contratiempos se reflejan en su diseño, para evitar que las malas hierbas y protegerse del viento la estructura se eleva sobre pilotis realizados con madera de pino.
Con 120 m2 ofrece todo tipo de comodidades incluyendo una amplia terraza que funciona como mirador al aire libre. Junto a él, las grandes ventanas de vidrio del suelo al techo permiten enmarcar la vista desde la zona interior. La estructura es integra de madera de pino gracias a la abundancia de este tipo de árbol en la región y a los artesanos que se dedican a trabajar con ella. Su textura irregular ayuda a insertar el volumen en el paisaje desértico.
Para resaltar la belleza de las formas rectas que componen la vivienda los arquitectos optaron por aplicar dos colores, por un lado para el volumen principal madera tratada que le confiere un aspecto grisáceo y por otro los pilotis y estructuras salientes recibieron un tratamiento oscuro. En el interior se ha elegido un tono blanco que transmite neutralidad no robando un ápice de protagonismo al paisaje.